Juan, uno de los tipos más buenos que hayamos conocido

Las muestras de dolor fueron inmediatas. Apenas conocida la noticia la incredulidad inundó de dolor los corazones de todos quienes lo conocían. Imposible acercarse siquiera a la angustia que soporta el alma de su familia en estos momentos.

Es que se trata de Juan. Un tipo íntegro que ocupó el lugar que sólo se ganan por si mismos aquellos que son grandes de verdad.

Un peleador de todas las batallas de la vida y de la profesión, un batallador al que jamás se le escuchó un grito, nunca usó falsas posturas o utilizó dobles mensajes.

Como no va a causar un dolor especial la partida de un hombre bueno.

Como no nos va retorcer el corazón pensar en su familia, en sus hijos y en sus amigos.
Un tipo como Juan sólo puede dejar un espacio enorme que sólo hablará de su sencillez gigante.

Como profesional de la comunicación y el periodismo jamás utilizó autobombos ni aplaudidores, no los necesitó nunca para llevar adelante su trabajo con excelencia en cualquier ámbito, como tampoco necesitó nada más que ser como era para estar en la estima de todos.

Como no llorar a uno de los tipos más buenos que hemos conocido. Y como no se puede ser buen periodista si no se es buena persona, indudablemente la prensa de Concepción del Uruguay ha perdido a un tipo imposible de reemplazar.

Para quienes hacemos 03442 es un dolor especial. Porque fuimos parte de sus inicios en el oficio de comunicar. Porque compartimos con él su aprendizaje en aquel Diario La Voz que nos unió para siempre a finales de los 90, un recuerdo que nos volvía siempre a nuestros orígenes cada vez que nos encontrábamos.

Juan siempre fue igual. Jamás cambió.

Su humildad y su sonrisa fueron el sello que lo distinguió siempre sin importar la posición, los cargos ni el lugar.

Fue empleado y fue jefe, fue alumno y fue decano, fue amigo, fue colega, fue hijo, fue padre, fue esposo.

Fue siempre el mismo gran tipo.

Será para siempre ese Juan.

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