«Deuda de contributentes porosos. Más de $ 80 millones le deben a la comuna»
La Municipalidad implementará un programa progresivo de recuperación de la deuda por parte de los contribuyentes morosos.
El servicio de provisión de agua potable en la ciudad, más allá de la escasa actitud solidaria de muchos vecinos en cuanto a su utilización, es blanco de cuestionamientos. Ahora bien, ha llegado la hora de sincerar la situación en materia de pago de tasas por ese concepto. Si bien el fondo de la cuestión obedece a la caída estrepitosa de la recaudación, derivada de la situación económica de los últimos tiempos, también es cierto que las deudas por tasas de Obras sanitarias arrojan cifras alarmantes. Se dice, porque las cifras nunca se informan oficialmente, que en el casco céntrico de Concepción del Uruguay existen servicios impagos que rondan los 80 millones de pesos.
La importancia de los números, cuando la comuna debe hacer frente a gastos crecientes, ameritaría que desde el Estado municipal se impulse un programa de recuperación progresiva de esa deuda.
Existe, de todos modos, una condición que en esta oportunidad se agrega al contexto en que las cosas suceden: sería, en caso que se decida hacerlo, la primera vez que se toma la decisión de congelar salarios del Ejecutivo y el Legislativo, antes de lanzar un programa de regularización de deudas, en este caso, con la comuna. Es un dato que muestra más la consolidación de un rumbo, aunque su verdadero valor es que apunta igualar de arriba hacia abajo.
Medidores y Plan Maestro
La inversión más importante de los últimos años en materia de infraestructura es la que se produce con el Plan Maestro de Agua, sólo comparable con la planta de tratamiento de efluentes, todavía en carpeta. Hace unos días, el secretario de Planeamiento de la provincia, Marcelo Richard puso en claro la importancia de la iniciativa: «Este proyecto representa una importante obra dentro del Plan Provincial de Agua y Saneamiento, el cual ha sido priorizado por el gobernador como estratégico para el desarrollo de la provincia y de cada una de las localidades”.
Paradojas aparte, debe decirse también que el tanque elevado ubicado en el barrio Santa Teresita, que ahora brindará agua a todo el sector almacenando unos tres millones de litros, nunca funcionó y será puesto en marcha para sumar aún más litros de caudal y mejor presión. Aunque parezca increíble, la obra aludida llevaba al menos dos décadas construida.
Vale la pena, en este sentido, rescatar una frase del intendente, Martín Oliva, que describe la cuestión de fondo: “Ésta es una obra que quizás los vecinos de Santa Teresita y del 2 de Abril la ven y la caminan pero que muchos uruguayenses no conocen. Cuando se trata de obras que van por debajo de la superficie, como agua y cloaca, no siempre se tiene dimensión de lo que significa; esto es agua, pero también es salud para mucha gente”.
En el otro extremo podemos citar la utilización racional de un recurso como el agua potable que, planteado en términos de salud pública, cobra una importancia superlativa. Mucho se ha dicho sobre la utilización de medidores y puede que los resultados terminen dando la razón a quienes impulsan esa idea, pero lo concreto hoy es comenzar por el compromiso de los vecinos y su responsabilidad en el sostenimiento del sistema, a través del pago en término de la tasa. Sin ese compromiso mínimo, cualquier esfuerzo será en vano. La racionalidad obliga también a poner coto al llenado de piletas de natación con agua de la red, sin mencionar a quienes la derrochan lavando sus automóviles en la vereda, un espectáculo que no es usual ver de los bulevares hacia afuera.